El diccionario de la Real Academia define “mentira” como ‘expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa’. Al sustantivo “mentira” le suelen acompañar adjetivos como “piadosa” u “oficiosa”.
Si hacemos un sencillo ejercicio de conciencia, todos hemos dicho alguna mentira piadosa, o tal vez hayamos sido cómplices de alguna con nuestro silencio. A veces hemos percibido claramente una mentira piadosa.
Si miramos los titulares de prensa de hace una semana, por ejemplo, leíamos que nuestro monarca había sido sometido a una revisión médica y en las palabras de los facultativos escuchábamos literalmente que los resultados habían sido "plenamente satisfactorios" y que no se encontraron "alteraciones dignas de mención". Hoy, sin embargo, leemos el titular de la intervención quirúrgica del Rey:
Era aquélla una forma de restarle importancia a un problema de salud que va más allá de lo personal y se puede convertir en un asunto de Estado. Todavía retumba en nuestros oídos el eufemismo “cese temporal de convivencia” de una de nuestras infantas...
A nivel personal, social, político, histórico, etc., estamos inmersos en continuas “mentiras piadosas”… ¿Se te ocurre alguna?
¿Cómo es posible que haya quien se preocupe más por la salud de un hombre que por la situación de algunos países?
ResponderEliminarSu Majestad, el Rey... ¡Cómo puede ser que al señor monarca le diagnostiquen una calcificación y no nos hayamos enterado todos!, ¡que crimen!, ¡cómo se atreven a ocultárnoslo! Si es que esto no es una mentira piadosa, es una mentira horrible, ¿cómo poder vivir sabiendo que un hombre tiene un diagnóstico distinto del que publicaron? Indignante, desde luego.
Me van a perdonar lectores, redactores, bloggers... pero váyanse un poquito a la mierda. El señor Juan Carlos, si fuese mi vecino, a nadie le importaría, como si se muere de cáncer, sería uno más, un bicho más de la sociedad. Sería motivo de risa, de burla, incluso de indignación de algunos un artículo en el periódico de un anónimo que adolece en su casa con un diagnóstico inicial más leve que el que ahora lo mata.
Siempre me lo ha parecido, y así seguirá, que se le da demasiada importancia a una figura solo por el título que posee, porque, como bien dije antes, si Juan Carlos de Borbón fuese mi vecino moribundo a nadie le importaría, o si Mick Jagger, Vincent Van Gogh y Ludwig Van Beethoven no fuesen artistas de renombre serían solo un drogata, un loco y un sordo condenados por la sociedad.
Me parece que esto es más importante que discutir sobre la verdad del diagnóstico de un hombre como cualquier otro:
http://www.youtube.com/watch?v=SbVF--xuATc&feature=related
Naturalmente que sí: ZP y sus adláteres hablaron de "Desaceleración económica" para calificar el estado de crisis galopante en el que nos hallamos inmersos. Una mentira que, de no mediar sus consecuencias, sería piadosa y hasta movería a la risa compasiva.
ResponderEliminarSaludos.