En los últimos años se ha ido incorporando a nuestra cultura la celebración anglosajona de Halloween. Hoy los pequeños (y no tan pequeños) prefieren disfrazarse y jugar a ¿truco o trato? que celebrar tradiciones tan hispanas como las de los finados o Día de los Difuntos. Obviamente, la filosofía de ambas fiestas no deja de ser algo muy tétrico para quienes no han pasado por la experiencia de la muerte de un ser querido, pero deberíamos preguntarnos si realmente se está perdiendo una celebración tan arraigada en nuestra idiosincrasia latina a favor de una fiesta importada y apadrinada por los centros comerciales.
Esta fiesta coincide con el final del otoño, de las cosechas y de la preparación para el invierno. En los orígenes de estas celebraciones, hallamos una mezcla de paganismo y cristianismo. Aunque pueda parecerlo, no es una fiesta triste. Recordando a los muertos se festeja la vida, y se ahuyentan los temores contando historias comiendo castañas, nueces, etc., y bebiendo vino dulce.
Desde el siglo IV la Iglesia de Siria consagraba un día a festejar a todos los mártires. Tres siglos más tarde el Papa Bonifacio IV (615) transformó un panteón romano en un templo cristiano y lo dedicó a "Todos los Santos". La fiesta en honor de Todos los Santos se celebraba inicialmente en mayo, pero el Papa Gregorio III (741) cambió la fecha al 1 de noviembre.
En nuestro país, hay innumerables manifestaciones culturales que tienen su origen en este día. Destacamos la representación de la obra teatral romántica Don Juan Tenorio (1844), del vallisoletano José Zorrilla. Esta obra se representaba, y hoy en día continúa haciéndose, la víspera del Día de los Difuntos. Junto con El burlador de Sevilla (1630), de Tirso de Molina, representan las dos obras fundamentales en las que se trata el mito de Don Juan. En la de Zorrilla, aparece un Don Juan mujeriego, burlador, irreverente con la fe, un seductor que se jacta de hacer suyas a todas las mujeres que se proponga. Un día, para ganar una apuesta, seduce a Doña Inés, una joven novicia y mata a Don Gonzalo, el padre de la chica. Una noche, Don Juan pasea por un cementerio, ve que Doña Inés ha muerto, e invita a cenar a su casa, en el colmo de la irreverecnia, a la estatua de Don Gonzalo. Tras ver su propio entieero, Don Juan se arrepiente y muere, alcanzando el perdón divino a través de la mano del fantasma de la joven monja.
Enlaces de interés:
-BSO de la versión cinematográfica Don Juan de Marco: http://www.youtube.com/embed/D_99dneHq-U
-http://es.wikipedia.org/wiki/Don_Juan_Tenorio
- Texto completo de la obra Don Juan Tenorio:
http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/literaturaespanola/josezorrilla/donjuantenorio.asp
Otros textos literarios relacionados con el Día de los Difuntos:
- Maese Pérez el organista, de Gustavo Adolfo Bécquer: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/becquer/rimyley/maese.htm
- El Día de Difuntos de 1836, de Mariano José de Larra: http://www.rinconcastellano.com/biblio/sigloxix/larra_ddifuntos36.html#
Me encanta don Juan Tenorio,porque es una historia hermosa.Ya no hay amores así.
ResponderEliminarPor cierto,tienes un sobrino muy guapo en el instituto .Tienes que estar orgulloso de él, y él de ti, claro,