Hoy aparece en el diario digital elcorreo.com un interesante artículo de Javier Muñoz, titulado "¿Leer libros es de engreídos y no leer de cabezas huecas?". (http://www.elcorreo.com/vizcaya/20111127/local/leer-libros-engreidos-leer-201111251256.html).
En plena era digital, en que la lectura tiene verdaderos boicoteadores en la cultura audiovisual y en la inmediatez de Internet, John Carey, profesor emérito de la Universidad de Oxford, hace una defensa de la lectura como una fuente permanente de cultura.
Según este profesor, la mayor división cultural la marca la distancia entre las personas que leen libros y los que no. Considera que el hábito de leer está adquirido cuando ya no supone un esfuerzo. Y esto se consigue después de leer mucho. Esta tarea se aprende desde la niñez en casa, colegios y bibliotecas.
Es interesante al respecto la opinión del Nobel Mario Vargas Llosa, quien en una entrevista concedida ayer al suplemento Babelia de El País, manifiesta su temor de que Internet frivolice la literatura, como ha ocurrido con la televisión.
Nuestra función como lectores debe ser la de hacer perdurar el hábito personal de la lectura, tanto en su soporte tradicional en papel, como en las ediciones digitalizadas. Sólo entonces se habrá logrado reducir el abismo cultural entre los que leen libros y los que no.
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